domingo, 7 de marzo de 2010

Atesorando el Sol

- No sé qué me pasa hoy, será el tiempo- dijo pensando en lo que suele decirse cuando no hace sol y las nubes pueblan el cielo en toda su extensión.
No llevo una semana en Málaga y todavía no he visto bien el Sol, una de las cosas que más ganas tenía de ver desde hacía tiempo (la familia y los amigos no cuentan porque a ellos se les quiere ver siempre); ver el Sol bien, que te ciegue, que de los ojos se escapen lagrimitas por el brillo que los daña...
En fin, qué se le va a hacer, después de meses acostumbrada a la lluvia y al gris, al frío y a la nieve, que la temperatura sea más alta y sólo llueva hace que parezca menos importante ver el Sol; al menos tengo ya a mi lado a esa persona que me mima y me hace reir, mi Sol particular, que hace que los malos momentos no parezcan tan malos y que eche de menos cosas que no esperaba, que me haga desear volver y que el tiempo pase deprisa.

¿Quién iba a pensar hace 3 años que el Sol ya nunca abandonaría mi lado?

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